Las claves del proceso de crecimiento personal
El crecimiento personal se traduce en un gran cambio mental a nivel personal o profesional. Conlleva el desarrollo y la construcción de la actitud, de la gestión de emociones y del comportamiento del individuo. Muchas personas se plantean dicho crecimiento para construir un futuro mejor, optar a mejores empleos o, simplemente, ser mejores personas. Otras personas apuestan por ello como un método para acabar con ciertos patrones que generan incomodidad, angustia o aburrimiento. En el sentido que, una vez la persona ha llegado a su límite, hay que superar ciertas barreras, un proceso que lleva tiempo y reflexión.
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Índice de contenidos
¿Qué es el crecimiento personal?
El crecimiento personal es la capacidad de las personas para aprender de nuestras experiencias, éxitos y errores. Abrimos la puerta a nuevos retos, aunque resulten difíciles. Hay algunas personas con la inteligencia emocional suficiente para desarrollarse a lo largo del tiempo. Otras, sin embargo, deciden en un momento dado que necesitan un cambio en sus vidas, a nivel personal o profesional, e inician un proceso de crecimiento. Si una persona carece del control de sus emociones, tendrá la sensación de que no aprende de los desafíos que le plantea la vida diaria. Sentirán, a su vez, que no mejoran y no serán capaces de recordar los logros del pasado en el presente. Si optamos por el crecimiento personal, sentiremos que aprendemos de forma continua, incluso de las experiencias negativas, los fracasos y las decepciones. Esto nos ayudará a fortalecer el yo interior y a resolver mejor los obstáculos con los que nos enfrentemos.
En el proceso de crecimiento personal, se realizan una serie de actividades o prácticas encaminadas a mejorar la consciencia sobre uno mismo y a descubrir nuestra identidad. Esto nos ayuda a mejorar tanto nuestras habilidades personales, como la relación con el entorno y otras personas.
Punto de partida
El proceso de crecimiento personal y el alcance del bienestar implica lograr un equilibrio con las emociones de nuestro día a día, en la relación con nosotros mismos y con los demás. Es importante que sepamos responder dónde queremos estar y saber reconocer, a continuación, si estamos donde nos gustaría estar. Hay que identificar aquellos aspectos de nuestra vida con los que estamos satisfechos y definir qué podemos hacer para mejorar aquello que no nos hace felices. De este modo, sabremos por dónde y cómo empezar, y podremos iniciar nuestro proceso de cambio.
El cambio es un proceso individual y personal, ya que nadie más que nosotros mismos puede cambiar nuestra actitud o nuestro comportamiento. Transformar nuestra vida y nuestro pensamiento conlleva una fase de autorreflexión. Conocer nuestras capacidades y nuestras metas, así como nuestras debilidades y limitaciones nos ayudará a definir una estrategia con la que iniciar el desarrollo.
Claves del crecimiento personal
1. Autoconocimiento y autoconsciencia
Dado que el proceso de desarrollo es individual y personal, el primer paso es conocer todo cuanto podamos acerca de nosotros mismos. Identificar nuestros valores, creencias y nuestra forma de actuar y pensar; detectar los puntos débiles y fuertes y ser consciente de nuestros deseos y motivaciones. Esta fase lleva su tiempo, pero nos ayudará a saber quiénes somos y quiénes queremos ser, así como a tener una perspectiva realista de nuestras capacidades y limitaciones.
2. Si te limita, desafíalo
Hay creencias o valores morales que se adhieren a nosotros y, aunque sean erróneos y nos limiten, no somos capaces de despedirnos de ellos. Le llamamos la zona de confort. Un estado mental que no permite nuestro crecimiento personal y, además, se convierte en hábito. El simple hecho de evitar la mejora y no afrontar aquello que nos genera malestar, aún provoca más ansiedad y nos mantiene anclados a una situación que nos perjudica. Podemos llegar a sentirnos indefensos ante la incertidumbre y el miedo al fracaso, pero si no lo pruebas, nunca lo sabrás. Para salir de la zona de confort hay que estar abiertos al cambio.
3. Ten un plan de acción
Una vez hemos definido nuestros objetivos, debemos elaborar un plan de acción donde especifiquemos qué acciones podemos llevar a cabo para iniciar nuestro crecimiento como personas. Puedes valorar diversas alternativas y caminos que te llevarán a la meta, ya que a medida que avanzamos puede que nuestros objetivos también cambien.
4. Sé responsable de tus acciones
Muchas personas actúan de forma impulsiva o sin tener en cuenta las consecuencias de sus acciones. Culpan a otras personas o situaciones de sus propios errores y se victimizan mientras esperan que la cosa cambie por sí sola. No hagas eso. Sé responsable con lo que dices y haces y acepta las consecuencias como tal. Si lideras tu forma de actuar o tus pensamientos, lo que surja a partir de ahí te pertenecerá a ti, únicamente a ti.
El cambio conlleva tiempo
Todos los procesos de cambio conllevan un período de reflexión y trabajo personal. Con ello nos referimos a que no es cuestión de días, sino de semanas, meses o incluso años. Además, tenemos que trabajar los aspectos a mejorar de forma diaria y no solo cuando surja alguna dificultad. Si te mantienes firme en tus objetivos y propones un plan de acción adecuado (y lo cumples), conseguirás todo lo que te propongas.