El síndrome postvacacional y la vuelta a la rutina
Es oficial, el otoño ha llegado y, un año más, nos despedimos del verano y las vacaciones, el sol, la playa y el camping. Y, por desgracia, le damos la bienvenida al síndrome postvacacional. Esa tristeza o melancolía, llamadle como queráis, tiene nombre, y le ocurre a muchas personas. Si quieres saber más sobre este síndrome, por qué ocurre y qué podemos hacer para aliviarlo, ¡sigue leyendo!
Si, además, quieres aprender más sobre salud mental, no puedes perderte el Máster en Salud Mental, impartido por Veigler Business School.
Índice de contenidos
¿Qué es el síndrome postvacacional?
El síndrome postvacacional no es un trastorno de salud mental, sino un trastorno adaptativo. Este síndrome se define como un conjunto de síntomas, de índole depresiva, que aparecen en los trabajadores al reincorporarse a su puesto de trabajo tras unas largas vacaciones o un período estacional concreto, como es el verano. Los síntomas son los siguientes:
- Cansancio y fatiga generalizada.
- Falta de motivación.
- Irritabilidad y apatía.
- Alteraciones del sueño.
- Falta o exceso de apetito.
- Dolor muscular.
- Tristeza y ansiedad.
Aproximadamente un 25-30% de los trabajadores padece alguno de estos síntomas. Puede durar desde dos días hasta casi un mes, aunque depende del tiempo que tarde cada persona en readaptarse a la realidad. Si este síndrome perdura en el tiempo, es aconsejable buscar ayuda de algún tipo, pues puede desencadenar en trastornos de ansiedad o depresión. Sin embargo, cabe destacar que este síndrome nace fruto de nuestro propio ritmo de vida y la necesidad de “volver a adaptarse a la normalidad” de septiembre, que coincide con el inicio de curso para los estudiantes y el fin de las vacaciones de muchos trabajadores.
¿Existe la predisposición a sufrirlo?
Existe una probabilidad de que haya predisposición a padecer el síndrome postvacacional. Este tiene mayor incidencia sobre aquellas personas que perciben la rutina como una situación estresante.
En primer lugar, una persona excesivamente planificadora, que anota todo en su agenda y hace listas para organizarse constantemente, está más predispuesta a padecer este síndrome. Esto se debe a su necesidad por tener el control de la situación y del tiempo que invierten en ser productivos y descansar. Además, se suelen imponer obligaciones laborales o profesionales. A continuación, nos encontramos un perfil parecido al anterior: el controlador. Este tipo de personas se caracterizan por tener rasgos parecidos a las personas que sufren un trastorno obsesivo compulsivo. Necesitan controlar varias veces que todo funciona a su alrededor: las luces, las herramientas, haber cerrado bien con llave, la llegada de correos electrónicos, etc.
Por otro lado, el fóbico. Las personas que tienen miedo a afrontar su situación laboral son más propensos a padecer el síndrome. Además, realiza esfuerzos constantemente o evita cumplir con sus obligaciones laborales. La sensación de sentirse incapaces o fallar en su trabajo aún empeora más la situación. En la misma línea encontramos al “profeta negativo”, quienes imaginan escenarios catastróficos y tienen pensamientos negativos constantemente. Esto les hace sentir ansiosos e irritables.
Consejos para sobrevivir al síndrome postvacacional
Si eres de las personas que sufren de síndrome postvacacional, quizás te interese saber que puedes poner en práctica ciertas acciones para prevenir la aparición del síndrome o aliviar los síntomas de este. ¡Allá vamos!
- Lo más importante es que te adaptes a la rutina y a la normalidad. Por esta razón, lo ideal es que reserves unos días antes de finalizar tus vacaciones para adaptarte a horarios, tareas y actividades diarias.
- No vuelvas de las vacaciones justo el día anterior a la vuelta al mundo laboral. Intenta regresar pocos días antes para tener ese margen de tiempo que tu cerebro necesita para conectar con la realidad.
- Reanuda las actividades rutinarias que realizas fuera de tu horario laboral. Esto te ayudará a crear una rutina y a adaptarte a ella.
- En la medida de lo posible, practica ejercicio físico. Te ayudará a desconectar la mente y te cargará de serotonina y dopamina. Asimismo, también es recomendable que te mantengas activo/a durante las vacaciones para no perder el ritmo.
- Adáptate a tus horarios rutinarios de forma progresiva. Por ejemplo, acuéstate temprano y levántate a la hora habitual para ir a trabajar. Te ayudará a estar preparado/a el día que vuelvas a tu rutina.
- Evita el estrés laboral siempre que puedas. No te fuerces ni te propongas retos que no son realistas. La adaptación requiere un tiempo, de modo que retoma tus actividades pausadamente y sin brusquedad.