Inteligencia Emocional: la clave de una vida feliz
La Inteligencia Emocional es un concepto al que se le está dando la importancia que siempre debería haber tenido. Desde nuestras relaciones familiares, amistosas o afectivas, hasta nuestra situación laboral o educativa, se ve influenciada notablemente por las emociones. Aprender a identificarlas y gestionarlas es un factor clave para garantizar nuestro bienestar. Y es por ello por lo que, en este post, te explicamos qué es la IE, qué elementos incluye y qué beneficios nos aporta.
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Índice de contenidos
¿Qué es la Inteligencia Emocional?
La Inteligencia Emocional (IE) es una dimensión psicológica que defiende que podemos influir en el control y gestión de nuestras emociones. De la misma forma, también plantea el reconocimiento e interpretación de las emociones de los demás.
La inteligencia de una persona no está únicamente definida por su cociente intelectual, como se entendía hasta hace escasos años. El control de nuestra mente juega un papel muy importante, pues nuestro comportamiento y nuestras acciones dependen de nuestras emociones. Aprender a reconocerlas y controlarlas no es una tarea fácil, y requiere paciencia, conocimiento y práctica.
Gran parte de nuestras decisiones están influenciadas por nuestro estado de ánimo. Cuando estamos enfadados o eufóricos solemos tomar decisiones impulsivas. De algunas de ellas solemos arrepentirnos más tarde (o al momento). Por este motivo es importante aprender a controlar lo que sentimos y cómo influye en nuestro comportamiento o nuestra actitud.
Elementos de la Inteligencia Emocional
Aquí te enumeramos los diferentes elementos de la inteligencia emocional. Toma nota:
Autoconocimiento y Autoconsciencia
Como seres humanos pensantes y dueños de nuestra propia mente, debemos aprender a indagar en nosotros mismos. Es esencial que conozcamos nuestros sentimientos y emociones, y reconozcamos aquellos que aparecen por primera vez y que nos generan inquietud. Debemos preguntarnos: ¿cómo afectan mis emociones a mi comportamiento?. Es importante tener en cuenta que, cuando pasamos por una etapa psicológica inestable, debemos prestar especial atención a nuestra mente.
Autocontrol y Autoregulación
Lograr un control sobre nuestras emociones y sentimientos nos permite reflexionar sobre nuestros pensamientos y acciones. Nos ayuda a no dejarnos llevar por impulsos (negativos y/o positivos), ni a tomar decisiones alocadas. Asimismo, controlar y regular las emociones permite que nuestras relaciones interpersonales sean mucho más estables y seguras, pues evitamos situaciones bruscas influenciadas por sentimientos negativos, como la ira o la tristeza.
Automotivación
A veces nos resulta complicado sacar nuestra fuerza interior para realizar una tarea. Para muchas personas que sufren trastornos de ansiedad o depresión, levantarse de la cama, hacerse la comida o mantener su higiene personal es todo un logro. No hay que menospreciar estas pequeñas acciones, pues se han logrado gracias al gran esfuerzo mental de esa persona.
Debemos enfocar nuestras emociones hacia el logro de objetivos, así como mantener la atención centrada en la meta y no en los obstáculos.
Empatía
La empatía es otro de los puntos clave de la inteligencia emocional. La empatía nos permite reconocer las emociones de los demás y, en consecuente, actuar teniendo en cuenta los sentimientos de otras personas. A veces, las personas con las que tenemos algún tipo de relación, nos mandan señales que, normalmente, no son verbales. Es importante aprender a interpretarlas y emitir una respuesta acorde.
Asimismo, en las relaciones interpersonales, debemos tener en cuenta que la forma en la que nosotros actuamos influye de forma directa en la respuesta de la otra persona. No podemos actuar de forma negativa y esperar un feedback positivo.
De la misma forma, somos responsables de nuestros sentimientos. Las emociones negativas provocadas por un comentario o acto ajeno, no tienen por qué cambiar nuestro estado de ánimo si somos conscientes de que nuestros sentimientos son controlados por nuestra mente. Aún así, es my fácil decirlo pero muy complicado ponerlo en práctica. Se suele decir que la opinión de los demás no debe importarnos, pero es muy difícil hacer caso omiso a las críticas negativas.
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Beneficios de cultivar la Inteligencia Emocional
Conocernos a nosotros mismos y saber controlar nuestras emociones tiene numerosos beneficios que podemos aplicar en todos y cada uno de los ámbitos de nuestra vida. El mero control de nuestra mente nos permite hacer frente a los conflictos de nuestro día a día: una ruptura amorosa, la separación de los padres, un suspenso, un despido, una mala situación económica…
Muchos son los factores que pueden hundirnos. Si somos capaces de gestionar nuestras emociones, seremos capaces de afrontar la situación con serenidad y encontrar una solución que nos haga sentir mejor.
Algunos de los beneficios más notables de gozar de una buena inteligencia emocional son los siguientes.
Autoconocimiento y toma de decisiones
Reconocer las emociones que sentimos en un momento determinado, así como controlar el impulso que estas provocan, nos permitirá decidir de forma calmada y valorando las consecuencias de nuestra elección.
El rendimiento laboral aumenta
El estrés se reduce y la sensación de asfixia disminuye. Ser capaces de gestionar una situación que nos resulta complicada o que nos genera angustia, nos permitirá realizar nuestro trabajo de forma ordenada y eficiente.
El estrés de la vida cotidiana también se reduce
De la misma forma que la premisa anterior, seremos capaces de hacer frente a imprevistos, así como gestionar emociones que perjudican tanto nuestra salud mental como la salud física. El estrés puede ser el causante de enfermedades como la psoriasis o la esclerosis múltiple. Aprender a relajarnos mediante técnicas como el mindfulness o la meditación puede ayudarnos a reducirlo.
Liderazgo e influencia
Las personas que tienen mayor inteligencia emocional también tienen mayor capacidad de liderazgo. Su determinación les permite analizar la situación con calma y, posteriormente, actuar. El control de las emociones nos beneficia como individuos, pero aplicado a un equipo de personas tiene beneficios muy significativos. La dinámica actual de muchas empresas suele incluir formación en inteligencia emocional, con el objetivo de ayudar a los empleados a mejorar sus competencias y habilidades.
Estabilidad mental y beneficios corporales
El bienestar psicológico que se logra con el control de nuestros pensamientos es a lo que aspiran muchas personas que padecen de estrés, ansiedad, depresión u otro tipo de trastornos de personalidad. Para ser “feliz” es imprescindible que la persona tenga un estado mental estable y se encuentre en equilibrio consigo misma y con su entorno. Esto incluye, por ejemplo, la familia, las relaciones amorosas, las amistades o la estabilidad laboral y de vivienda.
Los trastornos mencionados anteriormente se pueden paliar gracias al control de nuestras emociones. A mayor estabilidad mental, menor angustia. La evaluación negativa de la realidad suele ser un factor recurrente en personas afectadas por estos trastornos. Analizar la situación desde una perspectiva distinta puede ayudarles a reducir la ansiedad “por lo que vendrá”.
Cuando gozamos de bienestar psicológico, nuestro cuerpo también se ve beneficiado. Nos sentimos menos cansados, dormimos y descansamos mejor y no hay tanto riesgo de consumir sustancias que nos evadan de la realidad: drogas o benzodiacepinas, por ejemplo. Así mismo, también evitamos prácticas abusivas y perjudiciales para nuestro cuerpo y mente: adicciones, autolesiones, conductas sexuales impulsivas, etc.
No hay que olvidar que el cuerpo y la mente se alimentan entre sí, y que no hay que separar ambas dimensiones.